miércoles, 19 de septiembre de 2018

Hoy vuelvo a votar por Carlos Alvarado



Frente a las tiranías, a los pueblos asiste el derecho a la insurrección, como en Honduras, como en Nicaragua. Pero en Costa Rica, y lo quiero decir con énfasis, no vivimos bajo ninguna tiranía.
Bien que mal, la mayoría costarricense decidió convivir con un mínimo de reglas democráticas porque, de otra manera, terminaríamos en un despiadado canibalismo.
Hace mucho tiempo y porque mi trabajo de entonces en ello consistía, fui testigo y me tocó reportar sobre las macabras consecuencias de la locura genocida en Ruanda y Perú. Lo innombrable se entrecruzaba entre hutus y tutsis, entre senderistas y el régimen fujimorista. Fueron experiencias muy amargas para dichas sociedades, experiencias que todavía se recuerdan con dolor y angustia.
Fueron pueblos secuestrados por el odio, que nadaron en el odio y se ahogaron por mucho tiempo en el odio.
Guardo dicha memoria conmigo y la ofrezco como reflexión para rechazar siquiera UN ÁTOMO de odio en la nación costarricense. Que nuestras diferencias son graves y profundas, puede ser, y no me extraña que así lo sean en la presente coyuntura. PERO en una realidad donde todos creemos tener la “verdad”, no queda otra vía que la de dirimir dichas diferencias democráticamente, por la vía de los votos.
Hoy la reforma fiscal se encuentra en manos de la Asamblea Legislativa y le toca a ella misma decidir su suerte. Es así y debe ser así. De otro modo estaríamos sembrando las semillas del canibalismo.
No se puede permitir, por ejemplo, el sabotaje en RECOPE y el bloqueo de las vías públicas, precisamente porque NO vivimos en tiranía y porque tenemos los recursos democráticos e institucionales para dirimir las diferencias.
Hoy me decidí con vehemencia: apoyo al presidente Carlos Alvarado frente a la irracionalidad de las vías de hecho, rutas que solo desazón y dolor ya acarrean a la nación costarricense. Sea la Asamblea Legislativa la que dirima esta aflicción.
La razón fundamental por la cual apoyé al joven Carlos Alvarado sigue vigente: tuvo que ver, precisamente, con la defensa del patrimonio democrático de Costa Rica, frente al asalto desvergonzado que en contra de ella tejieron, sin contemplación, los adversarios de Restauración Nacional. Había que hacer lo indecible para que la misoginia, la homofobia y la xenofobia no se apoderaran de Zapote.
No me arrepiento, ni jamás me voy a arrepentir, de haber contribuido modestamente a su victoria. Antes de las votaciones, dije sobre él lo siguiente: “La silla de clavos se la deseo a la persona indicada, al más capaz en todo y al ser humano que hoy afirma el sentido republicano de nuestra nación. Mi candidato no es ningún mesías; más bien, le pronostico momentos de tribulación, porque la silla presidencial con sus clavos duele. Y puede hasta que lo adverse. Pero con Carlos estaré seguro de que el derrotero republicano no será torcido, porque con él sabré que el INAMU no será cerrado y porque con él Costa Rica seguirá siendo parte integral del sistema internacional que protege los derechos humanos.”
A continuación seguí manifestando:
"Pero nadie mejor que Carlos para dirigir un proyecto donde ningún partido político tendrá una mayoría en la Asamblea Legislativa. Carlos en la presidencia sería garantía de autocontrol, equilibrio y sensatez. Hay que tener de natural las cualidades dichas para navegar en los inhóspitos canales de la labor parlamentaria, labor que requiere de un estilo de personalidad que no sea provocadora, que no sea impulsiva y menos que sea pendenciera. Carlos no es un iluminado o un profeta que haya dicho que posee la verdad absoluta en los asuntos públicos; su humildad tiene fundamento en su estudio, en su capacidad innata para dialogar y para concertar acuerdos. No es un hombre del “todo o nada”. Su innata condición de líder se demuestra con su aplomo, su don de gente y su decoro reflexivo.”
El señor Presidente goza todavía de mi confianza. De memoria me sé que una cosa es ser candidato y otra presidente; de memoria me sé que una cosa es tener mayoría parlamentaria y otra muy distinta es llegar con 10 diputados; de memoria me sé que con la reformas fiscales todo el mundo brinca y aúlla; y de memoria me sé que el presidente Alvarado ahora se encuentra sentado en un sillón de clavos.  Pero también sé que ahora él hace lo correcto: actuar lo mejor que se pueda para apuntalar la gobernabilidad económica de la nación.
Recordando las anteriores razones por las cuales apoyé a Carlos Alvarado, las vuelvo a RATIFICAR para decir, otra vez, que el señor Presidente goza de mi entera confianza, que no me ha defraudado.

https://www.elpais.cr/2018/09/19/hoy-vuelvo-a-votar-por-carlos-alvarado/


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