martes, 6 de febrero de 2018

LA ESTRATEGIA PARA QUE CARLOS ALVARADO TRIUNFE



Creo que quienes apoyan a Carlos Alvarado tienen más clara la necesidad de enfocar la atención en él como persona y como líder político. Les conviene no ubicarse en el terreno donde Fabricio quiere estar: en el teológico y moralista.  Los seguidores del PAC deben abstenerse de descalificar la religiosidad de Fabricio y de sus cientos de miles de seguidores porque en el fondo la presente elección no es sobre ello. La fe en todas sus vertientes no debe ser motivo de encendidas polémicas y no debe ser el tema central. Aunque es justo el señalamiento de que Restauración Nacional ha manipulado y sigue manipulando una legítima necesidad espiritual de las masas con un propósito electoral inconfesable, también es cierto que la prioridad es ganar las presentes elecciones y que para ello es determinante proponer, lo más que se pueda, los temas y el tono del debate en el terreno del PAC. Ciertamente Carlos Alvarado va a ser presionado a debatir sobre el matrimonio igualitario, el estado laico y otros temas controversiales, asunto que puede enfrentar muy bien sobre bases legales (CR se encuentra obligada a cumplir con instrumentos legales internacionales) y abriendo el portillo a la necesidad de instalar un diálogo nacional sobre el tema. Es este punto en particular, junto al caso del cemento, donde Carlos Alvarado debe practicar una y otra vez en cómo argumentar mejor y potenciar  sus cualidades retóricas de orador. La razón y la justicia lo asisten.

La gente PAC y sus aliados, deben disciplinarse en cuanto a la calidad del mensaje cívico a compartir públicamente, evitando el insulto y la gritería inútil. Hablar con la razón en la mano, sin populismo ni demagogia, no es sinónimo de carencia de pasión y vehemencia.  Puede ser todo lo contrario. Carlos Alvarado tiene la principal responsabilidad de convalidar el discurso democrático con energía desbordante, carismática, capaz de motivar a los que menos tienen a creer que existe una vía real para seguir mejorando las condiciones de vida. Por ello, debe llevar el mensaje masivamente a los territorios costeros y a las cordones obreros del universo urbano. El PAC ha despertado a la realidad de que su mundo no debe circunscribirse a Montes de Oca o al Valle Central y que necesita extender sus brazos ahí donde históricamente nunca ha sido fuerte, en las tierras donde campea la pobreza y el abandono, ahí donde las demandas son otras distintas de las aspiraciones legítimas de los estratos acomodados, medios e intelectuales.

Si todo lo anterior que he dicho se entiende, todo lo demás es músculo y pericia. Toca al PAC “invadir” dichas tierras y establecer una conversación honesta y diligente con sus moradores.  Debe hacerlo ya, el tiempo apremia  y debe ser contundente. Le toca a Carlos Alvarado no solamente convencer al país en general del programa PAC, sino que también debe de asumir personalmente el liderazgo de las propias fuerzas del PAC en su marcha hacia tierras donde es minoría. Este es el gran desafío y resolverlo bien resultará en una extraordinaria victoria.


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