sábado, 10 de febrero de 2018

CONFESIÓN DE UN CRISTIANO QUE APOYA A CARLOS ALVARADO.




En política primero y sobre todo soy demócrata, y progresista, creo en la diversidad y la inclusividad y soy firme defensor del estado laico; en lo personal, en mi vida espiritual, soy primero de Dios, segundo de Dios y tercero de Dios.
Porque en la democracia creo, porque en la libertad y en la justicia me deleito, y porque convencido estoy de que todo ciudadano debe ser igual ante la ley, no lo he pensado dos veces en apoyar al aspirante del progreso. En los asuntos temporales de mi vida, en la transitoriedad de mi efímera existencia, mi compromiso es con la libertad y la justicia social.
En los menesteres de la eternidad mi devoción yace con Dios, ese Dios verdadero que es de todos y todas, de ese Dios que no tiene color político porque a nadie pertenece y que con su brillo majestuoso a nadie discrimina y a nadie endilga la muerte.
El adversario podrá tomar en vano el nombre de Dios y no será mi carga; en todo caso, efímera también es la iniquidad.

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